septiembre 5, 2009

Rocas

Posted in Family Tales, Mirando atrás a 8:57 am por La Petite en Belgique

Me gustan las playas con rocas. Esos lugares llenos de vida que interrumpen la monotonía de la arena. Por eso no me gustan las playas belgas. Sólo son arena, interminable, aburrida. Y además no tienen suficiente sol.

Mis mejores recuerdos son en aquella pequeña playa sin nombre, la favorita de mi madre. Solíamos ir por la mañana temprano. La arena aún estaba fresca y en ella sólo había pisadas de gaviotas. Así le gusta la playa a mi madre, cuando aún no la ha pisado nadie. Luego ella se acostaba al sol y mi hermana y yo nos íbamos a explorar las rocas y toda su fauna. Siempre encontrábamos multitud de cangrejos, camarones, cangrejos ermitaños, peces. En esos momentos nada importaba, sólo el creernos como Gerald Durrell en la isla de Corfú, examinando animales, disfrutando del sol. Pasábamos así un buen rato hasta haber acabado de hacer la digestión del desayuno (siempre hemos sido muy extrictos con eso en mi familia). Y luego: al agua. A las frías aguas del Atlántico. El mar casi siempre como un plato, típico de la Ría de Vigo. Luego a secarse al sol, leyendo un libro entre dedos húmedos y arrugados. Poco después recogíamos todo y nos íbamos a comer a casa, donde hambrientos zampábamos una tortilla con ensalada y filetes de pollo.

Esos días de verano eran casi perfectos para mí. Por eso no me gusta el verano en este país. Añoro esos días, y sé que nunca volverán, al menos tal y como yo los recuerdo.