agosto 6, 2008

Admission

Posted in General a 1:39 pm por La Petite en Belgique

I am pleased to inform you that you have been admitted for the 2008-2009 academic year to Katholieke Universiteit Leuven.
Before I send the admission letters, can you please confirm your postal address?
Regards,
Pues eso, que me han admitido en el master 😀

Horario para amar

Posted in Curro, el Ken, Reflexiones a 10:13 am por La Petite en Belgique

El tiempo libre, en mi opinión, no hay dinero que lo pague.

Necesito un fin de semana libre, un fin de semana sin compromisos ni actividades programadas ni nadie que decida cómo disfrutar de mi ocio. Hace ya mucho tiempo que no tengo un fin de semana. De lunes a viernes mi tiempo «ocupado» (de esclavitud, como yo lo llamo de puertas adentro) es de 8:30 de la mañana hasta las 7 de la tarde. Demasiado tiempo. Creo que ya he hablado del porcentaje de tiempo libre que dispongo. No voy a lanzar cifras de nuevo, no tiene sentido, porque el tiempo libre no hay dinero que lo pague. Por eso, toda la semana, ansío fervorosamente la llegada del fin de semana, ése en el que se para el tiempo y me permita recrearme, dedicarme a mis aficiones, últimamente dejadas de lado (hace un par de meses que no encuentro el momento de tocar un poco la guitarra o intentar hacer ruido con el ukelele, y sólo leo a la hora de comer y poco más).

Pero los últimos fines de semana han sido de locura. El último tocaba barbacoa con el equipo de baloncesto del Pequeño. Y como el evento era cerca de casa de sus padres, pues el domingo lo pasamos allí hasta que consideramos que era hora de volver para hacer limpieza general.

El finde anterior otra barbacoa, esta vez con los amigos. La barbacoa era el domingo, pero el sábado teníamos pensado ir al mercado de Bruselas para abastecernos de víveres. Una persona era la encargada, pero como yo soy la única que dispone de coche, me tocó ir, como de costumbre, de chofer. Por supuesto el Pequeño nos acompañó. Él siempre conmigo a todas partes. Pero el encargado de los víveres estaba aún llegando a casa después de una noche desenfrenada cuando ya tocaba ir a Bruselas. Así que madrugamos para nada.

El anterior finde hubo que celebrar el cumpleaños del padre del Pequeño haciendo senderismo por las Ardenas. Diecisiete kilómetros bajo una lluvia intermitente no estuvieron mal, pero supuso otro fin de semana que tampoco era para mí.

Y antes de ese fin de semana. Bueno, antes de ése fue España, así que tampoco tuve demasiado descanso.

Y justo ahora empieza la temporada de baloncesto para el Pequeño, así que habrá que ajustar horarios para sus entrenamientos de martes y jueves y sus partidos sábados y domingos. Quizá yo tenga algo más de tiempo, pero todo habrá de ir encajado en un horario. Antes me gustaban los horarios porque eran como esqueletos que lo sujetaban todo. Ahora los odio, especialmente en fin de semana.

Pero lo peor va a ser poner un horario para los abrazos y los besos, a ver si encajan entre la hora de mi llegada y la hora de la cena. O entre la hora de la cena y su partida a los entrenamientos. Un horario para amar, qué cosa tan absurda.

Así que mientras tanto, mucha paciencia y a soñar con encontrar un trabajo con un horario más flexible. Odio entregarle mi vida a mi jefe, pero por el momento, no me queda otra.