agosto 25, 2008

Vuelta a las internet evenings

Posted in el Ken, Lonely moments a 8:40 pm por La Petite en Belgique

Sí, vuelta a la soledad de las tardes conectada a internet. Con el msn, wordpress, gmail, twitter y toda la cacharrada puesta. Ayer lo llevé un poco mejor pero hoy estoy un poco ansiosa. Estoy intentando hacer todas esas cosas que me había propuesto. Pero lo del portátil va lento (y ahora no me apetece quedarme desconectada), me duelen los dedos de tocar la guitarra, no me apetece seguir con la pulsera de nudos (hilando cual Penélope a la espera de Ulises), ya tuve a Elvis toda la tarde de ayer y ahora mismo no hay nadie conectado. He llamado a mi madre y ella dice que también está sola. Mentira, mamá, tú tienes a India, yo como no hable con el King-Kong que tengo encima de la tele…

Que sí, que sí, que ahora tengo tiempo para dedicármelo a mí misma. Pero no me apetece, oye. Lo que me apetece es fregar los platos mientras él cocina, con música de Amaral, Elvis o Kannibaal de fondo. Claro que necesito tiempo para mí, pero no ahora mismo.

Acaba de llamar. Está dando un paseo después de cenar. Que me echa terríblemente de menos. Ya, y yo.

Nadie online…

Comienza la cuenta atrás y un banco chapuzas

Posted in Anecdotas, el Ken, Reflexiones a 12:24 pm por La Petite en Belgique

Solicité una tarjeta de crédito a mi banco, y el viernes llegó la carta con los papeles para rellenar. Si nos fijamos en la esquina superior:

Se ve que el documento está sacado de una página web y le faltan las imágenes.

Si echamos un ojo al pie de página:

Vemos que siguen faltando imágenes e incluso se puede ver de dónde viene el documento (https:).

A ver, creo que ningún banco que se precie (y éste es uno grande) debería mandar unos papeles así en un bonito sobre de cartulina tamaño A4. Yo voy a rellenarlos, faltaría más, pero me parece poco serio.

Acabo de llegar de Mastercard, que son clientes nuestros, y he escuchado por millonésima vez la frase de «es raro ver a ngenierAs o técnicAs». Que somos personas, y valemos tanto como los hombres.

Por otro lado, he pillado un catarro de aúpa y ando sin ganitas de nada. Los planes de ir a correr y nadar esta semana se van al garete.

Y comienza la cuenta atrás. Quedan cuatro días. La cama es demasiado grande y ni con dos edredones nórdicos entro en calor. He dormido mal y el apartamento sigue vacío y sin vida.